Caminando por la calle,
miro mi reflejo en los cristales de los coches...
¡qué mala cara! ¡Parezco enfadado y enfermizo!
Empiezo a reir, rio como un loco.
Luego observo las caras de otras personas,
sus arrugas de tensión, de disgusto...
y sigo riendo alegremente.
Liviano como una pluma,
no me preocupa el presente,
no temo al futuro,
ya no me angustia el pasado.
Unas mariposas
deben estar haciéndome cosquillas por dentro.
¡Eso debe ser!
Tal vez esas otras personas, con rostros de disgusto, pensaran que estás loco, pero desconocen que el único modo de que broten las mariposas es haciendo el capullo.
ResponderEliminarBailar lo es todo.
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