El sabio deja fluir las "buenas acciones" que surgen natural y espontáneamente de su persona, pero no adopta la artificiosa ética de realizar buenas acciones.
El peligro al realizar buenas acciones está en proyectar sobre el otro nuestras convicciones de lo que es bueno y lo que no lo es. Siempre es más efectivo atender (o no) la demanda del otro según su propio criterio.
Así es, Tao-ré. Y quizá también lo feo de este asunto esté en sentirte moralmente obligado o presionado a hacerlas, porque "es lo que hay que hacer". ¿Cuantas veces nos obligamos a hacer esto o lo otro por los demás sin tener en cuenta si realmente es sincero con lo que sentimos?
El peligro al realizar buenas acciones está en proyectar sobre el otro nuestras convicciones de lo que es bueno y lo que no lo es. Siempre es más efectivo atender (o no) la demanda del otro según su propio criterio.
ResponderEliminarAsí es, Tao-ré. Y quizá también lo feo de este asunto esté en sentirte moralmente obligado o presionado a hacerlas, porque "es lo que hay que hacer". ¿Cuantas veces nos obligamos a hacer esto o lo otro por los demás sin tener en cuenta si realmente es sincero con lo que sentimos?
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