viernes, 2 de marzo de 2012

Si en lugar de aceptar cualquier trabajo o empleo esclavizador, humillante, o mal pagado, cada uno se dedicara simplemente a aquellos quehaceres, trabajos o tareas que le gustara realizar... Si además esto lo hiciese sin pedir algo a cambio, ¿puedes llegar a imaginar cuan hermosa y sencilla resultaría la vida?

Alguien podría argumentar que esto no es factible, ya que: "siempre habría quien se aprovecharía del trabajo ajeno". Pero, si te dedicaras tan sólo a lo que te gustase, y lo hicieses despreocupadamente, sin forzarte a hacer más de lo necesario, sin horarios, sin presiones externas de ningún tipo... ¿De qué se puede argumentar que podría aprovecharse alguien?

Alguien podría preguntar: "¿Y qué pasaría con aquellas tareas que, quizá, a nadie le gustaría llevar a cabo?" Si tu no las realizarías, ¿porqué razón obligarías a o permitirías que otro las realizara? ¡Eso mismo está ocurriendo en este instante! Tan sólo trata de ponerte en la piel de los jóvenes que escavan en oscuras y profundas minas para extraer Coltan u otros minerales, sólo porque algunas personas desean comprar todo tipo de aparatos electrónicos de última tecnología. Ningún hombre y ninguna mujer debería ser esclavizado por capricho y para comodidad de otros.

3 comentarios:

  1. Realmente, es en la anarquía donde podremos encontrar la riqueza interior de las personas, como entes sin más aspiración que ser felices.

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  2. Sarna con gusto no pica!

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  3. Amigo anónimo, ¿jamás has visto a un perro con sarna rascarse?

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Sentado o dormido, un buda sigue siendo un buda