viernes, 6 de enero de 2012

Fa-yen preguntó al monje Hsüan-tzu por qué nunca le hacía ninguna pregunta acerca del Zen. El monje replicó que ya había alcanzado la comprensión gracias a otro maestro. Apremiado a dar una explicación por Fa-yen, el monje le dijo que cuando le había preguntado a su maestro: "¿Qué es el Buddha?", había recibido esta respuesta: "Ping-ting T'ung-tzu viene a buscar fuego."

—¡Buena respuesta! —dijo Fa-yen—. Pero estoy seguro de que no la comprendes.
—Ping-ting —explicó el monje— es el dios del fuego. Que él busque el fuego es como que yo busque al Buddha. Yo ya soy el Buddha, y no hay nada que pedir.
—¡Justo lo que yo pensaba! —rió Fa-yen—. No lo entendiste.

El monje quedó tan ofendido que abandonó el monasterio; pero luego se arrepintió y regresó, pidiendo humildemente instrucción.

—Pregúntame —dijo Fa-yen.
—¿Qué es el Buddha? —inquirió el monje.
—¡Ping-ting T'ung-tzu viene a buscar fuego!

3 comentarios:

  1. En mi opinión, los monjes zen se pasan la vida cachondeándose unos de otros. Es la conclusión a la que he llegado tras la lectura de este blog.

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  2. Mira en lo profundo, ¡no hay nada!

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Sentado o dormido, un buda sigue siendo un buda